La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que espada de dos filos, la cual jamás debemos dejar de escudriñar, pero en los últimos tiempos, muchos han tomado por costumbre tomar solo las promesas que en ella hay, y las palabras lindas que sus oídos desean escuchar, desechando todo aquello que no es de sus agrado o conveniencia. Todos aquellos que hacen esto, son solo ciegos guías de ciegos, los cuales no permiten ser corregidos por la palabra de Dios, y hacen errar a otros que anhelan la verdadera y sana doctrina.
En Jeremías 13:9-10 dice: “Así ha dicho Jehová: Así hare podrir la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén. Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno”
Hay cristianos que permiten las mentiras y engaños aun dentro de la casa de Dios, callando todo por falta de valor y entendimiento, sin atreverse a exhortar a aquellos que haciéndose llamar siervos de Dios, solo toman del evangelio lo que ha ellos les conviene.
Los cristianos de hoy (la mayoría) prefieren creerles a aquellos que solo hablan estas palabras dulces al oído, sin darse cuenta que son palabras engañadoras, y su fin es solo de muerte. Termino con este pasaje en Pedro 2: 12-13, “Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores”
Roguemos cada día la misericordia de Dios en nuestras vidas, para no caer en engaños que solo nos alejaran de la única verdad que es Cristo Jesús Señor nuestro
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